En lo más profundo del bosque, donde los rayos del sol apenas lograban filtrarse entre las frondosas copas de los árboles, vivía un pequeño conejo llamado Saltarín.
Saltarín era curioso y aventurero, y una mañana decidió explorar más allá de los límites de su madriguera.

Empezó su día como siempre, saltando entre los árboles y correteando por el suelo cubierto de hojas. Pero a medida que avanzaba, se fue adentrando en territorios desconocidos.
De repente, se dio cuenta de que estaba perdido. El bosque era vasto y confuso, y las sombras de los árboles parecían cerrarse a su alrededor.
Saltarín comenzó a sentir miedo. No sabía cómo encontrar el camino de regreso a casa y la oscuridad del bosque lo abrumaba. Entonces, en medio de su desesperación, escuchó un rugido profundo que resonaba entre los árboles. Asustado, se escondió entre unos arbustos.
Para su sorpresa, el rugido provenía de un majestuoso león que se acercaba lentamente. Aunque al principio Saltarín sintió un escalofrío de temor, pronto se dio cuenta de que el león no tenía intenciones de hacerle daño. Con valentía, el conejo salió de su escondite y explicó su situación al león.

El león, cuyo nombre era Rugido, tenía un corazón amable y comprensivo. Con una sonrisa reconfortante, le dijo a Saltarín que lo ayudaría a encontrar el camino de regreso a casa. Juntos, se adentraron aún más en el bosque, sorteando obstáculos y evitando peligros, con Rugido guiando al pequeño conejo con su imponente presencia y sabiduría.
Finalmente, al atardecer, llegaron a la entrada de la madriguera de Saltarín. El conejo saltó de alegría al ver su hogar nuevamente. Con lágrimas de gratitud en sus ojos, le dio las gracias a Rugido por su valiosa ayuda.
Rugido sonrió y le recordó a Saltarín que nunca debe temer pedir ayuda cuando la necesite, y que siempre habrá alguien dispuesto a ayudarlo. Con un abrazo cálido, se despidieron, y el conejo entró a su madriguera, sabiendo que tenía un amigo en el león que había conocido en el bosque.

Desde ese día en adelante, Saltarín nunca olvidó la lección que aprendió: que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz y bondad esperando para guiarnos a casa. Y siempre recordaría a su amigo Rugido, el león que lo salvó y le mostró el camino de vuelta a casa.
Índice de contenidos
Prueba rápida de inteligencia sobre el cuento
Pregunta 1: ¿Qué nombre tenía el conejo protagonista de la historia?
a) Peludito
b) Saltarín
c) Zanahorio
d) Orejitas
Pregunta 2: ¿Quién ayudó al conejo a encontrar el camino de regreso a casa?
a) Un zorro astuto
b) Un búho sabio
c) Un león amable
d) Un lobo solitario
Pregunta 3: ¿Cómo se llamaba el león que encontró al conejo perdido?
a) Rugido
b) Melena
c) Garra
d) Colmillo
Pregunta 4: ¿Qué lección aprendió Saltarín al final de la historia?
a) Nunca confíes en extraños
b) Siempre sigue tus instintos
c) La importancia de la amistad y la ayuda mutua
d) No te aventures demasiado lejos de casa
Pregunta 5: ¿Qué hizo Saltarín al ver su madriguera al final del día?
a) Lloró de tristeza
b) Se escondió asustado c
c) Saltó de alegría
d) Se quedó paralizado de miedo
1. b) Saltarín 2. c) Un león amable 3. a) Rugido 4. c) La importancia de la amistad y la ayuda mutua 5. c) Saltó de alegría
Preguntas para ayudar al niño a reflexionar sobre la historia y sus personajes
- ¿Qué harías tú si te encontraras perdido como Saltarín?
- ¿Cómo crees que se sintió Saltarín cuando se perdió?
- ¿Qué aprendió Saltarín de su aventura en el bosque?
- ¿Por qué es importante pedir ayuda cuando la necesitamos?
Actividades de dibujo y coloreado.
Proporciona a los niños lápices de colores y hojas de papel para que dibujen una escena de la historia que más les haya gustado o que dibujen a Saltarín con su nuevo amigo, Rugido.
Esto les ayuda a visualizar la historia y expresar creativamente lo que han entendido.
Nota: Estas actividades no solo ayudarán a entender mejor el cuento, sino que también fomentarán habilidades de pensamiento crítico, creatividad y empatía en los niños.
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