Érase una vez, en una aldea rodeada por vastos mares y cielos interminables, tres hermanos soñadores: Elisa, Marco y Nicolás. Crecieron escuchando leyendas sobre una isla misteriosa donde crecían manzanas doradas que, según los ancianos, otorgaban sabiduría a quien las comiera. Cansados de la rutina diaria y anhelando aventuras, los hermanos decidieron un día zarpar en busca de esta isla legendaria.

Construyeron una pequeña embarcación con maderas que recogieron de los bosques cercanos y velas que tejieron con la ayuda de su abuela. Al amanecer, se despidieron de su aldea y partieron hacia lo desconocido, guiados por antiguos mapas y las estrellas.
El primer desafío no tardó en llegar. Una tormenta feroz los sorprendió en alta mar. Las olas gigantes azotaban su barco, y el viento aullaba como si quisiera devolverlos a casa. Marco, que había leído muchos libros sobre navegación, gritaba instrucciones sobre el rugir de la tormenta, mientras Elisa y Nicolás maniobraban con valentía el timón y las velas. Trabajando juntos, lograron navegar a través de la tempestad. Esa noche, exhaustos pero victoriosos, aprendieron la importancia del trabajo en equipo.
Después de días de viaje, la comida comenzó a escasear. Los hermanos pescaron y recogieron lluvia con sus recipientes, pero sabían que no sería suficiente. Fue entonces cuando Nicolás, observando a unas aves migratorias, sugirió seguir su trayectoria, pensando que podrían llevarlos a tierra. Siguiendo su instinto, descubrieron una pequeña isla no marcada en sus mapas donde encontraron frutas y agua fresca. Aquí, los hermanos aprendieron el valor de la persistencia y la importancia de escuchar y valorar las ideas de cada uno.
Finalmente, un día claro y luminoso, vieron en el horizonte lo que parecía ser un resplandor dorado. A medida que se acercaban, la isla de las manzanas doradas emergió ante sus ojos, más espléndida de lo que jamás habían imaginado. Árboles cargados de manzanas brillantes como el sol crecían en abundancia.

Sin embargo, antes de que pudieran desembarcar, un anciano apareció frente a ellos, emergiendo de un resplandor místico en la orilla. Les advirtió que la isla concedía sus dones solo a aquellos que estuvieran dispuestos a compartir sus frutos con los demás. Los hermanos asintieron sin dudar, prometiendo llevar las manzanas doradas a su aldea.
Con el permiso del anciano, los tres hermanos exploraron la isla y recolectaron muchas manzanas. Observaron cómo, con cada manzana que comían, sus mentes se llenaban de conocimientos antiguos y sabiduría. Pero en lugar de guardarlo solo para ellos, planearon cómo usar ese conocimiento para ayudar a su aldea a prosperar.

Al volver a casa, los hermanos compartieron las manzanas doradas y sus nuevos conocimientos con su pueblo. Enseñaron técnicas de cultivo, navegación y medicina que transformaron la vida de la aldea para siempre. Los aldeanos, agradecidos, celebraron a los hermanos no solo por las manzanas, sino por la lección más grande que trajeron consigo: la sabiduría verdadera crece y brilla más cuando es compartida.
Y así, Elisa, Marco y Nicolás vivieron muchos años, siempre recordando su aventura, siempre agradecidos por las manzanas doradas, y sobre todo, siempre juntos en el corazón y en el espíritu de su comunidad.
Índice de contenidos
Prueba de comprensión de lectura
1. ¿Qué motivó a los hermanos Elisa, Marco y Nicolás a embarcarse en su aventura?
A) El aburrimiento de la vida cotidiana.
B) La búsqueda de riquezas y tesoros.
C) La leyenda de las manzanas doradas que otorgan sabiduría.
D) Una misión asignada por los ancianos de la aldea.
2. ¿Cómo superaron los hermanos la tormenta en alta mar?
A) Abandonando su barco y nadando a la costa más cercana.
B) Usando sus conocimientos de navegación y trabajando juntos.
C) Rezando a los dioses del mar para que calmara la tormenta.
D) Dejando que el barco se dirigiera solo a través de la tormenta.
3. ¿Qué hicieron los hermanos cuando se quedaron sin comida durante el viaje?
A) Volvieron a casa.
B) Siguieron el vuelo de unas aves migratorias hasta encontrar una isla.
C) Pescaron y recogieron lluvia con sus recipientes.
D) B y C son correctas.
4. ¿Cuál fue la condición para que los hermanos pudieran tomar las manzanas doradas de la isla?
A) Derrotar al guardián de la isla en un duelo.
B) Prometer nunca regresar a la isla.
C) Prometer compartir los frutos con su aldea.
D) Resolver un enigma presentado por el anciano de la isla.
5. ¿Qué efecto tuvieron las manzanas doradas en los hermanos y su aldea?
A) Les causaron una enfermedad a los hermanos.
B) No tuvieron ningún efecto notable.
C) Les dieron conocimientos antiguos y sabiduría para mejorar la vida en la aldea.
D) Hicieron que los hermanos fueran inmortales.
Preguntas para fomentar la discusión y reflexión sobre el cuento
Estas preguntas están diseñadas para ayudar a los niños a conectar más profundamente con la historia y aplicar sus lecciones a sus propias vidas.
- ¿Por qué crees que los hermanos querían encontrar las manzanas doradas?
- ¿Cómo crees que se sintieron los hermanos durante la tormenta y qué aprendieron de esa experiencia?
- ¿Por qué fue importante que Nicolás sugiriera seguir a las aves migratorias? ¿Qué nos enseña esto sobre escuchar a los demás?
- Si estuvieras en la isla y el anciano te pidiera hacer una promesa como a los hermanos, ¿qué harías y por qué?
- ¿Qué habrías hecho tú con las manzanas doradas si fueras uno de los hermanos?
- ¿Cómo crees que las manzanas doradas cambiaron la aldea cuando los hermanos regresaron?